Los miedos infantiles

Cómo enseñar a los niños a superar sus miedos

El miedo es un sentimiento natural y beneficioso para cualquier persona, sea niño o adulto. Nosotros, los adultos y especialmente los que somos padres, no debemos ignorar ni dejar de atender los temores de nuestros pequeños. Los miedos de nuestros hijos, fuera de preocuparnos en exceso, han de servirnos para predecir en ellos cierto grado de madurez, de la toma de conciencia que se ha producido en ellos, a través de su experiencia y sus recuerdos, de ciertos hechos desagradables.

Tener miedo es algo común en los niños. El miedo es una de las emociones más básicas del ser humano. Los miedos de los niños son evolutivos, es decir, van cambiando según la edad del niño. La clave está en aprender a superarlos cada uno en su momento y a la edad a la que aparecen, evitando que se queden estancados y que el niño vaya acumulando miedos a lo largo de su crecimiento.

Normalmente hablamos de la aparición de los miedos infantiles a los dos años, porque a esta edad cobran protagonismo la fantasía y la imaginación de los pequeños; pero eso no quiere decir que los niños no tengan miedos antes.

Con un año, la mayoría de sus temores tienen que ver con el miedo a que les abandonen, miedo a los extraños o desconocidos, y sobresaltos bruscos.

Entre los dos y los cuatro años predominan el temor a los animales, la oscuridad, máscaras y disfraces, y a perder de vista a los padres.

Entre los cuatro y los seis años se mantiene el miedo a la oscuridad y a los animales, y aparecen los miedos a las catástrofes, al dolor, a la sangre y a los seres imaginarios.

Los adultos tendemos a evitar “los miedos” por sobreprotección, esta es una actitud poco aconsejable, porque si se evita el miedo, se aparca el tema y nunca se crean estrategias para superarlo. Por eso, no podemos permitir que los niños eviten la situación del miedo, tenemos que enfrentarles poquito a poco, dándoles recursos, dándoles pequeñas técnicas, con un adulto al lado, que les sirva de referencia, que les ofrezca seguridad.

Aquí tenéis algunas estrategias:

  • Es fundamental, no reñirles ni obligarles a cambiar de actitud.
  • Réstales importancia pero sin ignorarlas.
  • Transmítele afecto, protección, tranquilidad y confianza.
  • Enfréntate al problema con tu hijo. Cuando él no sea capaz de hacer algo solo, intenta hacerlo con él para que pueda comprobar que no pasa nada. Si por ejemplo, él no quiere entrar a oscuras en su habitación, dale la mano y entra con él.
  • Cuando tu hijo esté pasando por una situación de miedo, trata de distraerlo con juegos, pero cuéntale siempre la verdad. A veces es lo desconocido y la falta de información lo que provoca los temores a tu hijo. Si él se asusta con los cuentos de ogros, brujas, etc., dile que todos los personajes no existen en la realidad y que viven solamente en los cuentos, y en las películas.
  • Ayúdale a que él mismo evalúe su nivel de miedo y proporciónale estrategias para que, poco a poco, vaya venciéndolo (respirar profundamente, pensar en cosas agradables, recordar por qué está fuera de peligro, etc.).

En la Escuela trabajamos  las emociones, para que las sepan reconocer y a través de actividades  y recursos motivadores, como son los cuentos, teatros, material lúdico relacionado con el tema, les ayudamos a encauzarlas de forma positiva. Para terminar este articulo os comento una de las actividades que realizamos en el aula. Hemos elaborado ” la caja de los miedos “, con la que jugamos a adivinar sonidos, objetos un tanto peculiares y de forma divertida tratamos de que  vayan superando miedos cotidianos.

 

Marisa Serralta Martinez

Coordinadora Pedagógica