Vivimos un apasionante momento histórico en el mundo de la educación, en el que el crecimiento interior de los niños empieza a ser más valorado por los educadores. Un interior que, más allá de la mera acumulación de información sobre el mundo y la adquisición de destrezas y capacidades de lectoescritura, cálculo y razonamiento, revela un verdadero cultivo interno a través del desarrollo emocional de los niños.
Los niños viven en un maravilloso “ahorismo” en el que todos sus deseos tienen que ser imperiosamente realizados “ahora mismo”. El camino que lleva a aprender a gestionar esa espontánea impulsividad con la que naturalmente nacemos es, sin duda, largo, y se realiza acompañando cada paso con atención sostenida.
Cada momento de frustración para el niño puede ser visto como una oportunidad, en lugar de como un nuevo contratiempo. El mundo emocional se desarrolla y enriquece tan solo cuando la emoción ocurre y tiene (su) lugar. Cuando vemos al niño enrabietado, aterrado, desconsolado…
¿Tratamos de hacer desaparecer la emoción lo antes posible? ¿Cuánto nos incomodan estas emociones? ¿Somos capaces de sostenerlas?
Como adultos, vemos que las situaciones que han provocado estas emociones son vistas desde una perspectiva desproporcionada y distorsionada por la mente niño; vemos claramente que “no es para tanto”, y que “no hay razón para ponerse así”. “Ya está, venga, ya pasó… déjalo ir”.
¡Cómo si fuera tan sencillo! Aprender a soltar las emociones y “dejarlas ir” es seguramente una de las capacidades más complejas que pueden aprenderse a través de la práctica de Mindfulness.
Algunos beneficios del Mindfulness para niños.
1. Les permite entrenar la habilidad de atender al presente, con una actitud amable y sin juicios.
2. Mediante su práctica diaria, desarrollan y entrenan la capacidad para centrarse y concentrarse.
3. Desarrollan la habilidad para regular sus emociones, fomentando estados de calma.
4. Experimentan una reducción del estrés y la ansiedad.
5. Mejoran en su autocontrol, regulación y capacidad para reflexionar, disminuyendo sus impulsos.
6. Son más conscientes de sí mismos: de su cuerpo, de sus emociones, pensamientos y conducta.
7. Aumentan la escucha activa y presente entre ellos. Los niños están más conectados con ellos mismos y, por tanto, también con los demás. Aumenta la empatía y mejora sus relaciones tanto consigo mismos, como con su entorno.
8. Aumenta su consciencia del cuerpo, por lo que permite desarrollar habilidades de cuidado para la salud.
9. Disminuye la identificación con sus pensamientos o circunstancias, por lo que también disminuye el juicio y las críticas hacia ellos y hacia los demás.
10. Obtienen mayor equilibrio emocional y psicológico.
¡¡ CULTIVA TU FELICIDAD INTERIOR Y TU MENTE !!